lunes, 13 de julio de 2020

SI NO NOS MATA EL CORONAVIRUS, NOS MATARA LA CUARENTENA.

Por: Jorge Arturo Abello Gual

Si bien, la cuarentena es una forma eficiente de evitar los contagios del Coronavirus, lo cierto es que también la cuarentena puede tener unos efectos contraproducentes en la sociedad.

Por un lado, y ello ha quedado evidenciado con "la rebelión de las canas", donde las personas mayores de 60 años han sido obligados a confinarse en sus casas de forma permanente, bajo la premisa de que son la población más vulnerable porque son los que mayor tasa de mortalidad tienen frente al virus.  La situación si bien no es fácil, tampoco es posible como se evidenció en el fallo de tutela que les dio la razón en primera instancia, considerando que se trata de una violación al derecho a la igualdad, y que terminan por un concepto de protección discriminándolos, y limitando su buen desarrollo de su vida. El problema de estar encerrados por más de tres meses, puede generar trastornos mentales, como la depresión y la ansiedad. Pero además de ello, el sedentarismo y  la falta de actividad física, también le genera complicaciones de salud a este grupo de personas llamados de la tercera edad, que pueden ser incluso igual de peligrosos que el mismo virus. Una mala dieta debido a los problemas para conseguir alimentos, porque carecen de los recursos económicos o porque no pueden ir directamente a los mercados para hacer sus compras, es otro de los problemas que están presentando los abuelitos en está pandemia. Por último, la falta de afecto, por falta de visitas y el aislamiento de sus seres queridos tampoco ayuda en el ánimo, ni en la calidad de vida de estas personas. Los centros de atención médica, y los medicamentos que necesitan, se encuentran limitados, y ello también les complica la existencia. Si no los mata el Coronavirus los matará la cuarentena.

Desde el punto de vista laboral, las empresas que no han podido seguir trabajando, han tenido que iniciar los despidos de los trabajadores. Quienes han podido seguir laborando, son afortunados. El gran problema de todo esto, es que antes, si te quedabas sin trabajo, comenzabas a tocar las puertas, pero hoy este termino esta revaluado: todo esta cerrado, y no hay gente este contratando, sino todo lo contrario están reduciendo personal. No hay empresas abiertas y dispuestas a contratar. Y mientras no tienes trabajo, las cuentas siguen llegando. A los desempleados, si no los mata el Coronavirus, se morirán de hambre. Fuera de eso, no me imagino la desesperación y la depresión en medio de una cuarentena y sin empleo.

La niñez y la juventud confinadas en sus casas, sin saber cuando todo esto se resolverá y puedan retomar sus hábitos de vida anteriores. Los niños también sufren, necesitan salir, relacionarse con sus amiguitos, con sus primos, con sus tíos, con sus abuelos. Los jóvenes necesitan salir, necesitan a sus amigos y demás familiares. Si no se tratan estos temas urgentes, vamos a tener a una niñez y una juventud, bastante parca, tímida, ermitaña y hostil.

En Colombia la cuarentena no ha acabado con el contagio, como en otros países, que ya están sufriendo son focos pero de un nuevo brote. Las economías tuvieron que abrir, y buscar otras formas de combatir los contagios, lo cierto es que en Colombia seguimos insistiendo en la cuarentena, a pesar de que ya otros países la han abandonado, y buscan fórmulas para recuperar la economía. Lo cierto es, que si no recuperamos la economía, si no nos mata el Coronavirus, nos moriremos de hambre.

Insistir en la cuarentena para salvar vidas, es muy loable, pero no puedes pedir que la cuarentena surta efectos, cuando tienes un país con el 40% de pobreza, que vive del diario y del rebusque. Además, ya no se trata de una cuarentena, pues se ha extendido y extendido y ya llevamos 3 meses y medio con medidas restrictivas. Nadie estaba preparado para esto, y si no nos mata el coronavirus, nos matará la cuarentena.

Los dirigentes políticos están compitiendo entre los que más contagiados tengan, y cuantas muertes se producirán, para demostrar su valía política. No habían las condiciones para una cuarentena total, que ha fracasado rotundamente, y fuera de ello, las medidas para mejorar y salvar vidas en el sector salud siguen siendo muy precarias. Se hizo la cuarentena para robustecer el sector salud, para aumentar las unidades de cuidado intensivo, y los respiradores, pero los esfuerzos no han tenido el fruto deseado, muchas ciudades continúan en las mismas condiciones que cuando comenzó la cuarentena, y las que han podido aumentar, no lo han hecho de la manera esperada.

En la actualidad, escasean los tapabocas, escasea el alcohol, escasea la aspirina, escasea la ivermectina, que son los medicamentos que se están usando para atender a los enfermos de Covid, y no existe una decisión política para garantizar el suministro de esas medicinas. Parece que no hubiera el interés de que se acabe la cuarentena.

La cuarentena es el sistema de control más contradictorio, pues ordenar que la gente se encierre no requiere de mucha inversión, pero el encierro de la gente ha constado empleos, empresas y trabajo. El empeño de los gobernantes de encerrar a la gente, sin un plan de reapertura y de reactivación económica, nubla aún más el panorama. No se invierte, solo se gasta, y en medio de los estados de excepción por emergencia de salud, el presidente, los gobernadores y los alcandes, están haciendo fiesta con el presupuesto público, sin ningún control efectivo, puesto que ni el Congreso, ni la Jurisdicción, ni la Procuraduría, ni la Contraloría, están funcionando al 100%. En definitiva, tampoco hay un interés real de que se acabe la cuarentena, porque tienen libertad de gobernar y de gastar, sin que exista un control real, y la terminación de la cuarentena les significa, entregar los poderes ilimitados que ahora tienen, y someterse a los entes de control que les descubran los errores que han cometido. Por ello, tantas campañas de terror con el número de contagiados y el número de muertos. Y a pesar de que se hace urgente un plan para la reactivación y reapertura económica, solo se insiste en la cuarentena, sin ver que a futuro, los niveles de pobreza y quiebra, afectarán gravemente el próximo año las finanzas públicas.

Por último, no sobra recordar que si bien los problemas como la salud mental, el bienestar, la corrupción, han sido tocados, también es necesario recalcar que de seguir así la cuarentena, la delincuencia se va a incrementar, y hoy puede ser un asalto a un camión de suministros de comida, mañana será a las tiendas de barrio, luego serán los almacenes de cadena, y llegará un momento en que no estaremos seguros ni en nuestras casas.

Señores hay que acabar la cuarentena, que ya lleva 4 meses; hay que reactivar la economía urgente; hay que producir los medicamentos que combaten al virus y tener suficiente inventario. Para ello hay que pensar y planificar ya, un plan de reapertura y reactivación económica, porque si no nos mata el Coronavirus, nos matará la cuarentena.

El ser humano se reinventa, se adapta y se amolda a las condiciones que se le presenten, hay que pensar en cambiar, pero ya duele pensar en nuestro estilo de vida que nos han quitado, y este año 2020, en que todo ha sido difícil.


ACTUAR Y PENSAR