jueves, 23 de enero de 2025

LA POLITICA DE SEGURIDAD EN COLOMBIA

 


LA POLÍTICA DE SEGURIDAD EN COLOMBIA.



La política de seguridad en Colombia es un tema complejo, por razones históricas, sociales y económicas.

En principio hay que decir que Colombia tiene una geografía muy compleja, con zonas selváticas, tres cordilleras, dos mares, llanos, ciénagas serranías y ríos. Hay muchos sitios difíciles de acceder, y muchos sitios donde esconderse. Igualmente, estas condiciones geográficas favorecen al tráfico ilegal de armas y al tráfico de drogas.

Hay que mencionar también que operan todas las formas de criminalidad posibles, comenzando por pequeñas bandas urbanas de atracadores, pandillas de barrios, organizaciones criminales y grupos armados al margen  de la Ley, lo cual, también intensifica la violencia y la aumenta la sensación de inseguridad de los ciudadanos. La co existencia de varias organizaciones y formas criminales, genera muchas veces el enfrentamiento entre ellas por el territorio en el cual ejercen sus actividades delictivas.

Existen múltiples modalidades de financiación de la violencia, como son las extorsiones a comerciantes, las extorsiones a ganaderos, la extorsiones a empresas petroleras, el secuestro y el narcotráfico.


POLITICA DE SEGURIDAD DEL PRESIDENTE PETRO.

La política de seguridad del presidente Petro ha estado dirigida a buscar la negociación con las organizaciones criminales y buscar una paz total.

Igualmente, es necesario tener presente que no existe una buena relación con la fuerza pública, especialmente con el ejército, lo que genera una desarticulación entre las ordenes del jefe de Estado, y las acciones de la fuerza pública.

Cuando tienes muchas clases de delincuencia, con fines diferentes y esparcida por varias zonas del país la negociación se complica, y sobre todo, si la negociación con unos implica la suspensión de operaciones militares en determinada zona, donde actúan varias organizaciones criminales, porque le permite a la delincuencia mayor libertad de actuar en medio de un ambiente de impunidad, por falta de presencia del Estado.

La falta de acción de la fuerza pública, les facilita la vida a la delincuencia, y al margen de la política de negociación para la desmovilización de las organizaciones criminales, éstas han aprovechado esta política para fortalecerse.

El fortalecimiento de las organizaciones criminales se ve reflejado en el aumento de ganancias por actividades ilícitas por ausencia de la fuerza pública, el reclutamiento de menores y de jóvenes, que aumentan su pie de fuerza y en consecuencia su poder dentro de la guerra.

En igual sentido, la ausencia de fuerza pública, les permite a las organizaciones criminales, mayor control político y económico en los territorios donde operan, influyendo en las elecciones democráticas, y por tanto, en la elección de alcaldes y gobernadores, a los que ayudan a elegirse y luego, obtienen toda clase de beneficios en los contratos estatales y demás cargos públicos.

Lo más preocupante aún son las operaciones criminales en contra de la población civil que sufre hurtos, extorsiones, secuestros, torturas, homicidios, desplazamientos forzados, violaciones sexuales, y demás, violaciones de derechos humanos.

Desafortunadamente, ofrecer negociación y dejar el campo libre a los criminales, ha sido contraproducente para la seguridad, y lo que ha generado es un recrudecimiento del conflicto armado y el reforzamiento de las bandas criminales.


LOS ACTORES ARMADOS Y LAS BANDAS CRIMINALES Y EL RECLUTAMIENTO.

Para entender un conflicto armado, hay que tener en cuenta que dentro de las organizaciones criminales hay tres tipos de personas, las que tienen aspiraciones políticas y de poder, los mercenarios que son personas que viven  por el delito, o que encontraron en el delito una forma de vida lucrativa y favorable, y los delincuentes rasos a los que la violencia los llevó a las organizaciones criminales y se quieren salir, pero no han podido. De estos tres, los políticos y los mercenarios no están muy interesados en dejar la delincuencia, volver a la vida civil y ganarse un salario mínimo.

Los líderes de las organizaciones criminales ya sean políticos o mercenarios tienen un interés en seguir la guerra, pues le es muy lucrativa, y son ellos, los que dominan las organizaciones criminales y no quieren negociar. 

Estos líderes requieren reclutar gente para sus organizaciones para aumentar su poder de fuerza, lo cual hacen con el reclutamiento forzoso, con una promesa remuneratoria fuerte, o con el fin de protección del reclutado y su familia. Luego de reclutar a esas personas, solo basta imponerle la amenaza de muerte al desertor y con ello, ya el reclutado no tiene vuelta atrás.


CONCLUSIONES.


La política de seguridad basada en la negociación y la falta de operaciones militares en contra de las organizaciones criminales, ha significado un real retroceso en la violencia y la seguridad, en el conflicto armado en Colombia, generando un refortalecimiento de los grupos al margen de la Ley, y mayor violación de derechos humanos para la población civil.



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