Con un Presidente que divaga entre el alcohol, la melancolía y el desatino, la política de seguridad de la paz total ha sido contraria a lo que se pensó.
Todo comienza con mala relación con las fuerzas militares por su pasado como militante del M-19, acompañado con desplantes, desprecios y una purga de los generales más experimentados en el manejo del conflicto armado, ha dejado a unas fuerzas armadas desmoralizadas, en resistencia con el gobierno y sin interés de combatir, como en tiempos pasados. El presidente ha dicho "no me hacen caso".
Adicionalmente, un recorte presupuestal a las fuerzas armadas, una mala administración de los recursos en el ministerio de defensa, dónde no se cuenta con el dinero para hacerle el mantenimiento a la flota de helicópteros y no hay presupuesto para el traslado de tropas para asegurar la seguridad en todo el territorio.
Por otro lado una política dirigida a la negociación sin combate, permitió que los grupos armados al margen de la ley y otras organizaciones criminales, de mala fe fingieron negociar con el gobierno, pero lo que realmente hicieron aprovechar la oportunidad para aumentar el narcotráfico, apoderarse de los territorios y los campos del país. Hoy en día, esas organizaciones criminales están mucho más fuertes económicamente y militarmente. El narcotráfico les permite tener ingresos ilimitados y con ello acceso a armamentos de última tecnología como los drones que pueden lanzar explosivos con un control remoto.
Se le despejó las zonas a los violentos para que se dedicarán al narcotráfico sin presión de la fuerza pública, a cambio de una paz total.
Se neutralizó a la fuerza pública despidiendo a los generales con mayor experiencia y quitándole presupuesto.
Y a los delincuentes que capturan los liberan, porque los nombran gestores de paz.
En últimas, no hay plata para el ejército, se insiste en una negociación sin garantías de actos de paz, y los grupos armados están más fuertes.
Fuera de eso tenemos a un Presidente alentando a los jóvenes con las banderas del M-19, que igualmente son reclutados o por dinero o por la fuerza por grupos criminales. Pareciera que su admiración histórica por los revolucionarios ( miembros del M-19, Bolivar, Aureliano y otros) le impiden actuar de otra manera, y proteger a la población civil, a los jóvenes que son reclutados, a los campesinos desplazados, a los comerciantes extorsionados, y demás víctimas del conflicto armado? Parece que eso no le importa, porque todo se vale en la lucha revolucionaria.
Ahora, por qué no funciona la paz total, pues porque en las organizaciones criminales existen tres grupos de personas y no todos quieren la paz:
a) Los primeros son los delincuentes por convicción, que son aquellos convencidos de que han luchado por una causa justa, y que no reconocerán que su lucha fue en vano. Los cabecillas, los miembros del secretariado de las FARC, los ideólogos, los políticos, son personas que se escudan en un discurso legitimador de sus acciones, que las categorizan como un mal menor o un mal necesario. Gustavo Petro, Carlos Pizarro, Antonio Navarro, Simón Trinidad, Iván Márquez, Tiro Fijo, Raúl Reyes, tienen este perfil. Imponerle una pena a estos individuos no los va resocializar, y mucho menos reeducar, porque son personas instruidas, y políticamente convencidas de que su lucha no es banal, y que su finalidad es ser escuchados, hacer oposición y tener un estatus político, que se les ha negado. Así que la pena los convierte en mártires y les aumenta su convicción para obtener su estatus político, como un efecto “Nelson Mandela”. Realmente a estos no les importa tanto el mando militar sino su carrera política, por tanto, se reincorporarán rápidamente a la sociedad para hacer política y para ser escuchados.
b) Los segundos son los más complejos, y son los mercenarios. Son las personas que se adhieren a una organización delictiva para enriquecerse. Tienen el delito como forma de vida y de trabajo, y solo requieren de una organización criminal para realizarse, ascender y enriquecerse. Los grupos guerrilleros tienen a muchos mercenarios en sus filas, pues son los que les garantizan los recursos y el éxito en las operaciones de extorsión, narcotráfico y combate. Para mantenerlos en sus filas, las organizaciones criminales deben ofrecerles un botín. Los mercenarios no se adscriben a una ideología, sino a su ánimo de lucro, debe haber una producción de recursos continuos a través de diferentes acciones delincuenciales. Son los mercenarios los que ponen en riesgo la estructura de las organizaciones criminales, porque son los primeros que se amotinan y no siguen las órdenes cuando no existe dinero de por medio, y eso es lo que explica los grupos disidentes en la guerrilla de las FARC. También es muy dado que pasen de una organización a otra sin ningún inconveniente para seguir lucrándose con el delito. El gran problema de la resocialización de estas personas es que si el delito es su forma de trabajar, de no encontrar una alternativa igualmente lucrativa, volverán a delinquir. A este grupo de personas si les interesa tener mando militar, para realizar sus actividades delincuenciales, ellos son los que están pendientes de ascender en la organización, no tanto por la ideología sino por sus hazañas delincuenciales. Si de este grupo de guerrilleros mercenarios que puedan salir en libertad por la justicia transicional, no logran reinsertarse adecuadamente a través de planes de educación y no logran encontrar alternativas laborales aceptables en un corto tiempo, tendremos un problema muy gran de delincuencia masiva en los campos y las ciudades.
c) Los terceros, son los campesinos obligados a tomar las armas en el conflicto armado, son los que fueron objeto de reclutamientos forzados, son los que no tuvieron otra oportunidad para sobrevivir. Estas son personas que no están convencidas políticamente de la causa, y que la delincuencia no es una forma de vida, sino fue lo que les tocó para poder sobrevivir. A estas personas, los planes de reinserción, de resocialización, de reeducación, sí les son útiles. Quieren retornar a la vida civil, y quieren recuperar la vida que les arrancó el conflicto armado, en estos casos la resocialización es un camino fructífero. Sin embargo, si el Gobierno no cumple con los planes debidos de reinserción y resocialización, nuevamente este grupo de personas serán arrastradas por el conflicto armado o por la delincuencia común.
Por esta razón no se puede ser tan ingenuo para creer que con un acuerdo de paz se puede alcanzar la paz total, el grupo de los mercenarios, son el grupo más complicado para que dejen las armas.
Excelente disertación
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