miércoles, 1 de mayo de 2024

LA ERA DE LOS IMBECILES


 Al leer esta frase de Savater, estuve riéndome un buen rato del asombro, preocupación y convencimiento del filósofo, sobre la estupidez que se puede evidenciar hoy en día. 

En este sentido, cuando imbécil significa bruto o estúpido, se debe decir que hay un grupo de personas identificables como tales,  y no hay nada que hacer, hablan, actúan y viven como idiotas. El problema se plantea con los imbéciles camuflados. 

El tema de la imbecibilidad es que no se puede patear en un esquema binario, es decir, o es bruto o es inteligente, y a continuación se explicara por qué. 

La imbecibilidad, es natural a la raza humana, se dice que el hombre nace imbécil, pero la sociedad lo corrige. El imbécil es aquella persona que se resiste a aprender y a mejorar. 

En otro esquema, la imbecibilidad se puede dar por áreas, es decir, hay personas muy inteligentes para unas cosas, pero en otros campos, son auténticos imbéciles. Es decir, todos somos en parte imbéciles en las áreas en que no somos diestros. 

También se menciona que hoy existen más canales de comunicación para difundir los pensamientos y los comportamientos imbéciles, y ello sin duda es contagioso, pues se aprende comportamientos imbéciles, y se copian y se propagan como modelos a seguir. 

Sin embargo, cuando se habla de imbéciles no se trata solo de estupidez o de ser bruto, en otro planteamiento, el imbéciles es otro tipo de persona, son los que se caracterizan por padecer de una deficiencia comunicativa y comportamental, que cada vez que hablan o actúan generan el rechazo de todos.

Son por ejemplo, los egolatras narcisistas que humillan y destruyen el autoestima de todas las personas a su alrededor. El falso arribista o asolapado que trata de provocar lastima, no asumen responsabilidad, y cuando pueden atacan a las espaldas. Los vagos que quieren todo con el mínimo esfuerzo. Tenemos en el otro extremo al psicópata qué carece de empatia y remordimiento, no siente dolor por el mal ageno, ni culpa por causarle dolor a otra persona. Está el asocial que ve el delito como una forma de vida, un negocio o una forma de obtener dinero. Esta el sádico qué disfruta infringir dolor a otro, en fin. 

Uno de los grandes problemas de la sociedad es cuando un imbécil, o incompetente moral accede al poder, o tiene la posibilidad de gobernar, por ejemplo, un jefe en una empresa o un jefe político o militar. Es el principio del caos, porque sus órdenes imbéciles investidas de su autoridad, llevan a las empresas y a las naciones a la perdición, y todos tienden a obedecerlas, en virtud de ese dicho estúpido que dice, "el que manda manda, aunque mande mal". Así mismo, son imbéciles retorcidos los que mandan en las grandes organizaciones criminales, donde definitivamente se congregan todos los imbéciles qué piensan igual. 

Así se generan las grandes tragedias sociales como el holocausto y demás crisis humanitarias. 

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