LA
REFORMA TRIBUTARIA, EL PETROLEO Y LA MINERÍA.
La
reforma tributaria ha sido diseñada con base a una propuesta del Gobierno Petro
de lograr una transición a fuentes de energía limpia y no contaminantes.
La
propuesta tiene como fundamento varias ideas éticamente plausibles:
La preservación del medio ambiente para
las generaciones futuras.
La obtención de recursos para financiar
programas sociales para la población más necesitada.
Y la obtención de los recursos de
empresas con capital, es decir, que los más ricos aporten más, como debe ser.
Implementar
el cambio de energías fósiles a energías limpias, nunca ha sido un tema
sencillo, detrás de la industria del petróleo se esconde todo un interés
económico que acalla todo intento por desarrollar otro tipo de energías. Sin embargo,
no se puede desconocer, que el petróleo y la minería siempre han sido una
industria próspera, que paga impuestos, que jalona el desarrollo y es una gran
fuente de empleos.
La
apuesta del Gobierno colombiano, por iniciar una campaña en contra de la economía
basado en los hidrocarburos y de la minería, ha generado todo un debate en el
país, pues los impuestos que se quieren crear, afectan los ingresos de las
empresas del ramo, llevando el peso del 50% de la reforma tributaria, lo cual,
sin duda es un desestimulo para ese ramo de la industria, y una negativa hacia
el futuro, de nuevas inversiones.
Además
de lo anterior, se evidencia el cierre de las concesiones a futuro en relación
con el petróleo, y se afecta la exploración futura de nuevos pozos de petróleo,
fuera del afán por importar gas y petróleo de Venezuela.
Es
cierto que existen situaciones que se deben corregir en el sector petrolero,
donde en efecto se evidencian abusos económicos con contratos leoninos en
contra de la Nación, y problemas con abusos al medio ambiente, pero no se puede
llegar a decir de un día para otro, que la industria del petróleo en el país,
no va más, y que vamos a dejar una industria prospera, que año tras año aporta
a las arcas del Estado, que ayuda a desarrollar al país y que produce muchos
empleos.
En
primer lugar, Colombia a diferencia de países como los europeos, tiene petróleo,
y tiene refinerías para producir gasolina. Depender de otros países en temas
energéticos podría en gran riesgo la economía, en ese orden de ideas, depender
de Venezuela en materia de petróleo y gas, sería un grave riesgo, y es lo que
sufren los países como Francia y Alemania, con la guerra de Ucrania.
Desarrollar
y fomentar la creación de energías limpias, sin duda es el reto de todo
gobierno y del mundo entero, para disminuir la contaminación, y es un ideal,
sin embargo, es un proceso gradual que tiene que comenzar con la sustitución de
los vehículos de gasolina, por vehículos eléctricos, pues de lo contrario,
sería condenar a toda el país a retornar al tiempo de los caballos o de las
cavernas. En efecto, es necesario que se comience a subsidiar este tipo de
vehículos eléctricos para fomentar la sustitución, pero no puede ser de la
noche a la mañana, y no podemos afectar ni el costo del transporte, ni la
existencia del mismo. Esta bien claro desde el punto de vista constitucional,
que el Estado debe promover las alternativas y condiciones, para que los
particulares asuman determinados cambios, es un precedente que se usa en favor
de los vendedores ambulantes en el espacio público, y que es perfectamente
utilizable en el campo de la sustitución de los vehículos de gasolina, por
vehículos eléctricos. En este sentido, antes de cerrar todas las gasolinerías,
hay que comenzar a vender carros eléctricos subsidiados a ver cómo funcionan.
Igualmente, hay que tener en cuenta, la problemática de los precios de la
energía en regiones como la Costa Atlántica, donde al implementar los vehículos
eléctricos, el costo de la energía podría generar problemas para los usuarios,
quienes tendrán que pagar sumas exorbitantes para recargar un vehículo eléctrico.
Todo
cambio, debe tener un régimen de transición, y toda política de Estado, debe tener
un régimen de transición y un periodo de gracia, para no causar traumatismos en
la sociedad. Suprimir de la noche a la mañana el sector minero-energético en
Colombia, es un error garrafal.
Desde
el punto de vista económico, la producción petrolera en Colombia deja buenos réditos
en impuestos para el Estado, y permite equilibrar la balanza comercial, y la
balanza cambiaria. Desestimular la producción del petróleo, en tiempos en que
hay bonanza, es un absoluto error. No hay forma de que se consigan los mismos
ingresos vendiendo aguacates, café, flores y otros productos agrícolas, que lo
que se consigue con la exportación del petróleo y la minería. Precisamente el
sector petrolero y minero, han sido los grandes salvadores de la economía
colombiana en tiempos de crisis. Decir de la noche a la mañana, que no vamos a
seguir produciendo petróleo, y que no vamos a seguir exportando, afectaría el
valor del peso colombiano, nos colocaría en una grave situación de balanza
comercial, pues tendríamos más importaciones que exportaciones.
En
tiempos de crisis, los Estados tratan de no afectar el empleo, ni las empresas
que están produciendo. Antes de propiciar el cierre del sector minero
energético, y en especial del petrolero, hay que utilizar sus recursos para
desarrollar otros sectores como la agroindustria, el turismo, y la salud. No
hay que perder de vista, cómo por ejemplo, los biocombustibles, que son el
alcohol carburante que se saca de la caña y de la yuca, que se combinan con la
gasolina, han sido un gran impulso a la agroindustria, y bajan los efectos
contaminantes de la gasolina.
No
hay mejor subsidio que el que se hace a la gasolina a través del fondo de
estabilización del precio de la misma, pues el precio de la gasolina impacta
todos los precios de todos los productos. Aumentar el precio de la gasolina,
implica afectar el precio de todos los productos, pues ese incremento en los
costos, los transfiere el productor al consumidor. Así que afectar el precio de
la gasolina, afecta a las clases menos favorecidas pues les aumenta todos los
costos de los productos y los alimentos, así que la supuesta política en favor
de los pobres, es un absoluto engaño.
En
últimas, el proceso de sustitución del petróleo por economías líquidas como lo
pretende implementar este Gobierno, es mal planificado, desastroso y va a
generar más inconvenientes, porque no se puede desarrollar la industria sin
combustible, y sin transporte, y menos, en un país, que la mayor producción
industrial se encuentra en el interior, y se exporta por las costas, haciendo
fundamental el transporte y la gasolina para transportar todo lo que se importa
y todo lo que se exporta. Acabar con el petróleo como lo pretende hacer este
gobierno a través del impuesto y la restricción de nuevas exploraciones, es
tratar de devolver a Colombia, a los tiempos de las cavernas. Antes de hacer
eso, como se dijo, cambie los sistemas de transporte público a eléctricos, subsidie
y fomente la compra de vehículos eléctricos, cree ferrocarriles eléctricos, y
con el dinero de la Minería impulse la agroindustria y el turismo.
Interesante artículo. Estoy totalmente de acuerdo con tu apreciación.
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