viernes, 21 de octubre de 2022

LA REFORMA TRIBUTARIA, EL PETROLEO Y LA MINERÍA.

 

LA REFORMA TRIBUTARIA, EL PETROLEO Y LA MINERÍA.

 

La reforma tributaria ha sido diseñada con base a una propuesta del Gobierno Petro de lograr una transición a fuentes de energía limpia y no contaminantes.

La propuesta tiene como fundamento varias ideas éticamente plausibles:

La preservación del medio ambiente para las generaciones futuras.

La obtención de recursos para financiar programas sociales para la población más necesitada.

Y la obtención de los recursos de empresas con capital, es decir, que los más ricos aporten más, como debe ser.

Implementar el cambio de energías fósiles a energías limpias, nunca ha sido un tema sencillo, detrás de la industria del petróleo se esconde todo un interés económico que acalla todo intento por desarrollar otro tipo de energías. Sin embargo, no se puede desconocer, que el petróleo y la minería siempre han sido una industria próspera, que paga impuestos, que jalona el desarrollo y es una gran fuente de empleos.

La apuesta del Gobierno colombiano, por iniciar una campaña en contra de la economía basado en los hidrocarburos y de la minería, ha generado todo un debate en el país, pues los impuestos que se quieren crear, afectan los ingresos de las empresas del ramo, llevando el peso del 50% de la reforma tributaria, lo cual, sin duda es un desestimulo para ese ramo de la industria, y una negativa hacia el futuro, de nuevas inversiones.

Además de lo anterior, se evidencia el cierre de las concesiones a futuro en relación con el petróleo, y se afecta la exploración futura de nuevos pozos de petróleo, fuera del afán por importar gas y petróleo de Venezuela.

Es cierto que existen situaciones que se deben corregir en el sector petrolero, donde en efecto se evidencian abusos económicos con contratos leoninos en contra de la Nación, y problemas con abusos al medio ambiente, pero no se puede llegar a decir de un día para otro, que la industria del petróleo en el país, no va más, y que vamos a dejar una industria prospera, que año tras año aporta a las arcas del Estado, que ayuda a desarrollar al país y que produce muchos empleos.

En primer lugar, Colombia a diferencia de países como los europeos, tiene petróleo, y tiene refinerías para producir gasolina. Depender de otros países en temas energéticos podría en gran riesgo la economía, en ese orden de ideas, depender de Venezuela en materia de petróleo y gas, sería un grave riesgo, y es lo que sufren los países como Francia y Alemania, con la guerra de Ucrania.

Desarrollar y fomentar la creación de energías limpias, sin duda es el reto de todo gobierno y del mundo entero, para disminuir la contaminación, y es un ideal, sin embargo, es un proceso gradual que tiene que comenzar con la sustitución de los vehículos de gasolina, por vehículos eléctricos, pues de lo contrario, sería condenar a toda el país a retornar al tiempo de los caballos o de las cavernas. En efecto, es necesario que se comience a subsidiar este tipo de vehículos eléctricos para fomentar la sustitución, pero no puede ser de la noche a la mañana, y no podemos afectar ni el costo del transporte, ni la existencia del mismo. Esta bien claro desde el punto de vista constitucional, que el Estado debe promover las alternativas y condiciones, para que los particulares asuman determinados cambios, es un precedente que se usa en favor de los vendedores ambulantes en el espacio público, y que es perfectamente utilizable en el campo de la sustitución de los vehículos de gasolina, por vehículos eléctricos. En este sentido, antes de cerrar todas las gasolinerías, hay que comenzar a vender carros eléctricos subsidiados a ver cómo funcionan. Igualmente, hay que tener en cuenta, la problemática de los precios de la energía en regiones como la Costa Atlántica, donde al implementar los vehículos eléctricos, el costo de la energía podría generar problemas para los usuarios, quienes tendrán que pagar sumas exorbitantes para recargar un vehículo eléctrico.

Todo cambio, debe tener un régimen de transición, y toda política de Estado, debe tener un régimen de transición y un periodo de gracia, para no causar traumatismos en la sociedad. Suprimir de la noche a la mañana el sector minero-energético en Colombia, es un error garrafal.

Desde el punto de vista económico, la producción petrolera en Colombia deja buenos réditos en impuestos para el Estado, y permite equilibrar la balanza comercial, y la balanza cambiaria. Desestimular la producción del petróleo, en tiempos en que hay bonanza, es un absoluto error. No hay forma de que se consigan los mismos ingresos vendiendo aguacates, café, flores y otros productos agrícolas, que lo que se consigue con la exportación del petróleo y la minería. Precisamente el sector petrolero y minero, han sido los grandes salvadores de la economía colombiana en tiempos de crisis. Decir de la noche a la mañana, que no vamos a seguir produciendo petróleo, y que no vamos a seguir exportando, afectaría el valor del peso colombiano, nos colocaría en una grave situación de balanza comercial, pues tendríamos más importaciones que exportaciones.

En tiempos de crisis, los Estados tratan de no afectar el empleo, ni las empresas que están produciendo. Antes de propiciar el cierre del sector minero energético, y en especial del petrolero, hay que utilizar sus recursos para desarrollar otros sectores como la agroindustria, el turismo, y la salud. No hay que perder de vista, cómo por ejemplo, los biocombustibles, que son el alcohol carburante que se saca de la caña y de la yuca, que se combinan con la gasolina, han sido un gran impulso a la agroindustria, y bajan los efectos contaminantes de la gasolina.

No hay mejor subsidio que el que se hace a la gasolina a través del fondo de estabilización del precio de la misma, pues el precio de la gasolina impacta todos los precios de todos los productos. Aumentar el precio de la gasolina, implica afectar el precio de todos los productos, pues ese incremento en los costos, los transfiere el productor al consumidor. Así que afectar el precio de la gasolina, afecta a las clases menos favorecidas pues les aumenta todos los costos de los productos y los alimentos, así que la supuesta política en favor de los pobres, es un absoluto engaño.

En últimas, el proceso de sustitución del petróleo por economías líquidas como lo pretende implementar este Gobierno, es mal planificado, desastroso y va a generar más inconvenientes, porque no se puede desarrollar la industria sin combustible, y sin transporte, y menos, en un país, que la mayor producción industrial se encuentra en el interior, y se exporta por las costas, haciendo fundamental el transporte y la gasolina para transportar todo lo que se importa y todo lo que se exporta. Acabar con el petróleo como lo pretende hacer este gobierno a través del impuesto y la restricción de nuevas exploraciones, es tratar de devolver a Colombia, a los tiempos de las cavernas. Antes de hacer eso, como se dijo, cambie los sistemas de transporte público a eléctricos, subsidie y fomente la compra de vehículos eléctricos, cree ferrocarriles eléctricos, y con el dinero de la Minería impulse la agroindustria y el turismo.

1 comentario:

  1. Interesante artículo. Estoy totalmente de acuerdo con tu apreciación.

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El Unión Magdalena de 1992