De acuerdo con la teoría clásica del Estado deben existir por lo menos tres poderes para evitar una de las formas más detestables de Gobierno como lo es la tiranía. Los tres poderes son: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y entre ellos, debe generarse una relación de pesos y contrapesos que genere lo que se llama la colaboración armónica entre los poderes, es decir todos deben ponerse de acuerdo para lograr una sociedad mejor. Luego con el desarrollo de la teoría de los Estados, se han venido creando además de los poderes tradicionales otras instituciones, como en el caso colombiano donde surgen otros órganos llamados de control, como la Procuraduría y la Contraloría, y otros llamados órganos independientes como el Banco de la República.
Pero además de los poderes tradicionales, también se habla de un cuarto poder que es el del ciudadano que se ejerce a través de los mecanismos de participación democrática, como el voto, el plebiscito, la consulta popular entre otros, que son los derechos surgidos del concepto de la democracia participativa, y que le permiten al ciudadano participar en la toma de diferentes decisiones en el Estado.
Por último se habla de un quinto poder, que se trataba de la información, es el poder que se ejerce principalmente por los medios de comunicación, llámese periódicos y noticieros, que sin duda ejercen mucha influencia sobre los demás poderes públicos, al administrar la mayor parte de información de de la sociedad y del mundo.
En el 2016 tres decisiones electorales importantes: El Brexit, el plebiscito por la paz en Colombia y las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tuvieron resultados "sorpresivos" para los políticos y los principales medios de comunicación que antes se ufanaban predecir o incluso determinar los resultados en los sufragios electorales. Así por ejemplo, si un medio de comunicación está a favor de determinado candidato o determinada posición, se enfocan en favorecer "sutilmente" a su elegido, resaltando sus cualidades, ocultando sus defectos y tratando de presentar una imagen más favorable a la opinión pública.
La frase: "quien tiene la información tiene el poder" hoy tiene un significado diferente, las redes sociales, y el internet, le han quitado el monopolio de la información a los medios de comunicación como los periódicos y los noticieros. Saber informar, es decir determinar qué se va a informar y cómo se debe informar, ya no es un trabajo exclusivo de los medios de comunicación, y a pesar de que siguen siendo el principal canal de los ciudadanos para enterarse de lo que ocurre en su ciudad o su país, ya no son los únicos.
Hoy en día las personas se comunican a través de otros medios y con mayor rapidez, por tanto, mientras que ocurre un terremoto en una ciudad, ya sus pobladores han transmitido videos, llamadas y chats, adelantándose por horas a las noticias preparadas en un noticiero.
Igualmente, las opiniones y pensamientos de las personas son más fáciles de divulgar a través de las redes sociales a muchas más personas. Los twiters, los videos en You tube, el Facebook y otros canales de comunicación, son sin duda, medios que antes no tenían las personas para opinar y cuestionar la información que inicialmente se les presentaba por los medios de comunicación.
Hoy en día la gente opina, expresa sus pensamientos y sentimientos sobre un tema, que acertados o no, tienen muchas más oportunidades de ser leídos o escuchados que antes gracias al Internet. En la actualidad es posible afirmar que es más fácil generar un debate intenso de muchas personas sobre un mismo punto, y nunca lograr un consenso al respecto por muchas razones, entre las cuales podemos ver el antagonismo de pensamiento en varios temas que generan radicalismo:
pensamiento conservador/pensamiento liberal.
moral.
género.
sexo.
drogas.
raza.
religión.
manejo de la economía nacional.
Pueden existir muchos temas adicionales, pero por lo menos, en éstos una persona puede abrir un foro de discusión y encontrará por lo menos dos posiciones encontradas sobre cualquiera de ellos.
Precisamente, cuando se abre una discusión sobre estos temas, la retórica, los fundamentos filósoficos, las cifras y demás herramientas que se utilicen, no garantizan un resultado, pues el auditorio es muy grande y de muy diversas ideas. Ganar una discusión o un debate no te garantiza un resultado, y a pesar de una victoria, seguirá la discusión, y lo peor es que muchos de los que antes te apoyaban, luego pueden fácilmente cambiar de opinión por muchos motivos.
Las masas son volubles y tienden a masificarse en comportamientos imitando a los demás. En un auditorio los aplausos, las risas, los ruidos, son comportamientos que se masifican (obsérvese por ejemplo lo que ocurre en un estadio de fútbol). Una marcha se puede organizar con un solo pensamiento si tiene buena recepción y se puede masificar. La manipulación es una argucia muy importante para lograr los resultados esperados en las masas, y así, uno puede generar un argumento falso, pero impactante que genera una respuesta masiva.
En el caso colombiano, era fácil llenar de temor a la población sobre los acuerdos de paz de la Habana, entre el Gobierno y las Farc, con solo decir, que lo que se buscaba el Gobierno con esos acuerdos era entregar al país a la guerrilla de las Farc. Ese es un ejemplo de un argumento falso, pero impactante, pues nadie quiere que las Farc gobiernen en Colombia, por ello, se genera el miedo y con ello el rechazo hacia la firma de los acuerdos. Decir por ejemplo, que los acuerdos imprimirían la ideología de genero en la Constitución, vulnerando los principios y costumbres cristianas, es un argumento falso, que tiene un impacto causando miedo a la población, que sencillamente reacciona con el rechazo.
En el caso del Brexit, decir que no queremos someternos a la imposición tributaria y a las políticas económicas de la Unión Europea que están acabando con las libertades de los británicos, genera enseguida un argumento falso, con gran impacto en la población, que genera miedo y rechazo.
En últimas, es un juego no de palabras, sino que se está jugando con el inconsciente, nuestro cerebro tiene tres partes, la izquierda que maneja el raciocinio matemático y lógico, la derecha que maneja la creatividad y la imaginación, y la posterior que maneja los sentidos primitivos, entre ellos las emociones: el miedo, la rabia, la tristeza, la alegría. De esta manera, si se presenta un argumento falso pero impactante, y la persona lo cree, se engaña a la parte del raciocinio del cerebro (el izquierdo), la persona se imagina con el lado derecho, un escenario negativo, y el sentimiento de temor acoge la idea falsa y rechaza la contraria.
En últimas, si en una discusión se presenta un argumento, que genere impacto y además se masifica a través de redes sociales, el resultado se podrá observar en la tiranía de la mayoría, es decir la democracia.
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