viernes, 14 de febrero de 2025

Una familia unionista

 


Aquí están mis primos: Raúl, Ricardo y Anselmo Gual. Tres hermanos de un mismo padre, Raúl Alberto Gual Mozo, acérrimo hincha del Unión Magdalena, y que supo trasmitir su afición a sus hijos y a toda su familia. 

Mi tío Raúl Alberto, era de los que iba al estadio a la tribuna de sol popular, buscaba la forma para comprar la boleta, recogía botellas para las tiendas y se ganaba la plata de la entrada, y cuando no podía lo veía montado en un árbol. Admirador de cuarentinha, brasilero que jugó en el Unión y que se caracterizaba por su pegada de fuera del área (Hernán Peláez, periodista y ex jugador, lo recuerda mucho, decía que si el balón iba a la barrera había un privado en la cancha, Pero si pasaba la barrera era gol) y el cual le regaló unos guayos, que Raúl Alberto se los ponía con orgullo, rellenandolos con más calcetines, porque le quedaban grandes. 




Vio al Unión ser campeón, y fue testigo de esa gesta de 1968.

Esa pasión y ese amor por el equipo, lo transmitió a sus hijos y sus sobrinos, dejando una herencia  cultural, con cuentos y anécdotas. Mi tío Raúl, cuál cura, daba cátedra de los buenos tiempos del Unión, y prácticamente creo una iglesia de aficionados en sus hijos, sobrinos y ahora nietos.

Una familia unionista, que habla, sufre, goza y  rie con las historias del Unión Magdalena, con los jugadores, con las cosas del estadio, con los triunfos y las decepciones, como dice Alberto Linero, ser hincha del Unión, es tener una maestría en el sufrimiento.




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