El futuro del país está en juego, el conflicto que aún sigue con otros actores, el posconflicto con las FARC, la economía, la inversión social, la infraestructura y la corrupción son temas en que el Gobierno de Santos ha dejado sin resolver, y que se los deja al gobierno del que gane las elecciones de 2018.
Para entender un poco en el problema en que estamos metidos, hay que analizar algunos antecedentes.
Veamos cómo primer punto la reelección del 2014 de Santos, que ha sido nefasta. El precio que pagó Santos luego de perder en primera vuelta con Zuluaga para ganar las elecciones, fue muy alto. Tuvo que hacer alianzas con Vargas Lleras, Petro, Clara Rojas, el partido Liberal, parte del Partido Conservador, Las FARC, entre otros, para lograr una colisión política suficiente para ganarle a Zuluaga, que venía con todo el apoyo de Uribe. Este cóctel Molotov, estaba predeterminado a estallar, porque los únicos dos puntos de convergencia eran que ninguno quería que llegará al poder, un Gobierno manejado por Uribe, y el segundo, que no eran todos, que era la mermelada que les ofrecía Santos a cambio de su apoyo. Era muy difícil mantener a todos contentos, y sobre todo, con tantos intereses opuestos.
Como segundo punto, podemos resaltar la dura batalla librada por Santos para lograr un acuerdo de paz con las FARC. Las mayorías logradas en su reelección, le dieron la falsa confianza de que podría vencer en el referendo por la paz, a la oposición uribista, pero no fue así. La crisis del régimen chavista en Venezuela, el rechazo de la sociedad colombiana por las FARC, y la inclusión de una ideología de género, destruyeron las aspiraciones santistas de consolidar su dominio electoral sobre los uribistas, que ayudados por los conservadores y los grupos cristianos, inexplicablemente derrotaron el referendo por la paz, quienes no estaban preparados para una victoria, y que sólo la lograron haciendo que los colombianos acudieran a las urnas indignados, como bien lo reconoció el jefe de campaña de la oposición.
El tercer punto es la corrupción. Escándalos como el de Odebrecht y Reficar, son a penas una pequeña muestra de cómo se desangraba al país sin que nadie hiciera nada y de cómo se financian las campañas políticas y los políticos, pues hasta el mismo Santos quedó señalado de recibir dineros de Odebrecht, sin que le haya pasado nada y que le hubiere bastado con decir que le habían traicionado su confianza. La mermelada fue tan abundante que alcanzó para los Bula, los ñoño Elías, los Benedetis, los Parodis, y hasta para varios magistrados y ex magistrados de la corte suprema Justicia señalados en el hoy carrusel de la toga. Lo que nos deja este capítulo de corrupción en el gobierno de santos, es que en la política todo tiene precio, y todo va por cuenta del Estado.
El cuarto punto es la dificultad del gobierno de Santos para cumplir los acuerdos de La Habana con las FARC. Sin mayorías, por la pérdida de la coalición política alcanzada en su reelección, y con una oposición refortalecida, la ejecución de una agenda política y administrativa, para cumplir los acuerdos de La Habana, además de las disidencias de las FARC y de la oposición del Narcotráfico a la erradicación de los cultivos, aumentan la polarización, y afectan gravemente la confianza y la estabilidad política y económica del país. No es fácil ver a las FARC en el Congreso después de todo lo que han hecho en más de 30 años de conflicto, pero tampoco es viable que vuelvan al monte a volver a lo mismo, pero sobre ello todos discuten a pesar de que ya hay un acuerdo escrito.
El quinto punto es la economía. Como todo tiene precio y como todo va por cuenta del Estado, a los políticos no les alcanzan los recursos, y se decidió aumentar los impuestos. Con ello se afectó el consumo de todos los colombianos con un aumento del IVA del 16 al 19%, y por esa razón principal se perjudicó el comercio, el empleo y la industria, frenando el crecimiento que este año no superará el 2%. Multinacionales como Carrefour, y tiendas tradicionales como Tía, no pueden continuar en el mercado Colombiano. El gobierno, no ahorra, y gasta en exceso, sobre todo en campañas políticas, financiadas por el mismo Estado.
Opciones para este panorama tormentoso.
Al parecer hay cuatro opciones fuertes para las elecciones del 2018 y son:
1) Candidato del Santismo, por ahora es Humberto de la Calle. Debe continuar con los acuerdos de la Habana, y lograr consolidar el posconflicto. Tendrá una fuerte oposición del Uribismo, y con gran parte de la sociedad Colombiana que se resiste a ver a la Guerrilla de las FARC en el Congreso. Deberá utilizar los ahorros en guerra para el posconflicto, y evitar afectar más la economia con la corrupción y los impuestos. Desafortunadamente tendrá el apoyo del Gobierno y con ello, se puede contaminar con corrupción hacia el futuro, para alcanzar la victoria electoral que no será fácil, porque se muestran como protectores de las FARC, y ello, genera mucho rechazo en la población colombiana. Humberto de la Calle parece ser una buena persona, pero tiene la tendencia a renunciar cuando las cosas se ponen duras, y que un presidente renuncié, ante una adversidad puede generar más problemas para el país.
2) El candidato del Uribismo. Aún no existe uno que tenga la misma personalidad de Uribe, pero con su apoyo, es sin duda un duro contrincante. Pretenden reformar los acuerdos, pero sus planteamientos luego de celebrado un acuerdo de paz, no son convenientes y otros son inviables. Pueden generar un retroceso a un conflicto armado, y con ello agravar la difícil situación del país. Cuentan con el apoyo de los que no están de acuerdo con las FARC, que son muchos.
3) Vargas Lleras, hábil político, con mucho poder, y buen discurso, pero con una personalidad nefasta, y no apta para ser Presidente, busca lograr alianzas y mostrarse como una tercera opción, para llegar a segunda vuelta y ganar. Ni con Santos, ni en su contra. aparece también como más cercano a Uribe, pero tampoco es su candidato. Su llegada a segunda vuelta será coyuntural, si acaso con suerte, si lo logra, tiene altas probabilidades de llegar a la presidencia. Eficiente pero señalado de corrupto, inteligente pero mal geniado. Se mueve en diferentes cualidades y defectos, pero si apoya a otros candidatos en segunda vuelta será determinante.
4) El candidato que represente a la izquierda y al partido verde. Es una tercera opción verdadera, porque sus discursos y posiciones han ido en contra del Uribismo y del Santismo. Pero sus discursos de izquierda generan rechazo en los empresarios y en toda la población contraria a la izquierda populista de toda Latinoamérica, entre ellas el chavismo que arrasó con Venezuela. Apartarse de ese discurso es un reto, pero perderían el apoyo de sus partidarios. En Bogotá que es la ciudad con mas caudal de votación, el apoyo a la izquierda es muy importante, por ejemplo a Petro, Robledo y Clara Rojas, pero en Antioquia, la Costa Atlántica y el Valle, las posibilidades del triunfo de la izquierda son más reducidas. El gran riesgo es que se implante un socialismo equivocado, que nos lleve a una crisis como la que sufre Venezuela. La izquierda representada por Petro, tiene un discurso inteligente y socialmente atractivo, pero son pésimos ejecutores, como lo demostró en la Alcaldía de Bogotá, Petro fue un dictador que no pudo ni gobernar junto con su partidario Navarro, y que tomaba decisiones inconvenientes sin suficiente planeación. Sergio Fajardo representa una buena fórmula, pero su alianza con la izquierda le resta, y sin una bancada representativa en el Congreso no podría implementar un plan de gobierno a corto plazo.
Conclusión: Las Naciones se merecen a los Gobernantes que tienen. En este caso, tu debes elegir el gobernante que te mereces. Piensa bien y elige bien, por favor.
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