miércoles, 27 de marzo de 2024

EL EFECTO NERON EN LA POLÍTICA.


En una ocasión leí un libro que decía que la diferencia entre el fascismo y el comunismo es que el primero aprovecha la estructura económica y social, mientras que el comunismo lo destruye, para construir un orden nuevo desde las cenizas. El concepto es muy similar a del que primero quema la tierra y siembra sobre la tierra quemada. Y en el campo social, muy similar a la añoranza del dilubio universal, de arrasar todo lo malo, para un nuevo comienzo.

Nerón quemo Roma, fruto de su locura, de su megalomania y su paranoia, y después dicen que lloró arrepentido. Gobernantes como Nerón prefieren quemar su ciudad, por miedo a sus enemigos o para dar un golpe  de poder y causar terror en la población, para demostrar que tan lejos pueden llegar. 

En lo político, los cambios también pueden darse o de forma radical o de forma gradual. La sociedad siempre va a necesitar cambios, y siempre hay cosas susceptibles de mejorar, pero quien no sabe introducirlos de la mejor manera, o no sabe como proponerlos, va a generar un conflicto. Hay quienes viven de este conflicto, criticando lo que está, pero no proponen nada coherente, ni en la logística ni en lo económico, y por eso causan los incendios, pero no son capaces de apagarlos. 

Los discursos incendiarios son otra forma de quemar a Roma como Nerón, se enardece a la prole y a las masas con discursos de odio de clases, de los mismos que originaron las masacres de nobles durante la revolución francesa, hablan de cadenas, de oligarquía, de hambre y de pobreza, se habla de los ricos y de las empresas como enemigos. No se habla de la riqueza y prosperidad como fines o valores, sino de la inversión social y la subsistencia de los pobres. Un discurso que se vende con facilidad en la mente de las mayorías desfavorecidas y anima su resentimiento, pero que desfavorece al progreso, la productividad y el trabajo. 

Tendrían que tener en cuenta que en el mundo de hoy:
1. La mayor parte de bienes y servicios los producen las empresas y no el Estado. 
2. Que no solo existen grandes empresas, sino que la mayoría son pequeñas y medianas empresas de orden familiar y emprendedores que buscan progresar con las uñas. 
3. Que el Estado se sostiene de los impuestos que pagan las empresas y los ricos, en gran medida, y si se quiebran estos, también se quiebra el Estado, y se pierden los empleos. 
4. Que cada vez que se aumenta un impuesto, este se transfiere automáticamente al consumidor final, así que cuando dicen que le aumentarán el impuesto a las grandes compañías, terminan afectando a la población que dicen que van a proteger. 



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El Unión Magdalena de 1992