Las victorias te reconfortan, te dan confianza y son una recompensa al buen trabajo, a la persistencia y a veces a la suerte.
Las derrotas nos golpean, nos entristecen y nos abruman. Y surgen de nuestro descuido, de malas decisiones y a veces del azar.
No siempre se puede ganar, y no siempre podemos perder, no hay vida sin victorias y sin derrotas. A veces lo que perdemos un día, lo ganamos en otro, o hay veces que ganamos en un campo, pero al descuidar otro sector, lo perdemos.
Cómo dice Confucio: Un hombre es grande porque el fracaso no lo ha detenido. Y el problema no es caer, sino levantarse después de la caída, porque todos caemos, por ley natural de la vida.
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